La responsabilidad afectiva es el respeto a los vínculos afectivo-emocionales que establecemos con las personas. No significa hacernos cargo de las emociones que sienten las personas con las que tenemos ese vínculo, ni hacernos cargo de sus procesos, sus dolores emocionales ni responsabilizarnos de que estén mejor. La responsabilidad afectiva trata sobre conocer las consecuencias de nuestras acciones en los demás y viceversa, y ello implica:
Mantener vínculos igualitarios, no de poder.
Tener conciencia sobre nuestros propios actos y los actos ajenos y cómo influyen en nosotros y los demás.
Trabajar la consciencia emocional, saber identificar emociones y poder expresarlas.
Sensibilidad emocional y empatía.
Cuidado de las emociones propias y ajenas
Comunicación asertiva.
Entender que influimos en las personas y que estas nos influyen a nosotros en nuestro día a día es primordial para poder poner en práctica la responsabilidad afectiva. Cosas como el estado de ánimo, la manera de comunicar, los valores que trasmite, hasta la forma de gesticular mientras se mantiene una conversación influye en cómo nos relacionamos con los demás. La responsabilidad afectiva llama a la conciencia operativa de nuestros actos, actitudes y también saber distinguirlas en los demás.
Un ejemplo actual del que se habla mucho y que es totalmente contrario a la responsabilidad afectiva es el Ghosting (zanjar una relación sin dar ningún tipo de explicación, simplemente desaparecer)
EJEMPLO DE RESPONSABILIDAD AFECTIVA
“María ya no se siente a gusto con la relación que mantiene con David, su actual pareja. No se siente entendida, ni respetada y todo ello le ha llevado a desenamorarse. No sabe cómo afrontarlo, se siente bloqueada y por ello toma la decisión de dejar a David pero al no saber cómo enfrentarse a esa situación le deja por Whats App y le dice que es mejor que no mantengan el contacto, pero que siempre podrá contar con ella”
¿Está María actuando de forma responsable afectivamente?
“Adrián tiene una relación muy cercana con su amiga Ana, hablan todos los días, se ven muy a menudo, son confidentes el uno del otro… Adrián comienza una nueva etapa de su vida donde conoce nueva gente, lo cual siempre es muy emocionante, pero deja a Ana un poco de lado, ya no se ven tanto, a penas hablan, etc. Ana le pregunta si pasa algo, él solo le dice que esta liado con sus cosas, pero cuando tiene algún problema acude a ella. Ana se siente mal, intenta volver a recuperar un poco de esa relación, pero donde antes había confianza y lazos estrechos ahora solo hay frases sueltas”.
¿Está Adrián actuando de forma responsable afectivamente?
¿CÓMO SER RESPONSABLE AFECTIVAMENTE?
Trabajar en la comunicación emocional de forma asertiva. “Me siento mal cuando me ignoras y después me hablas cuando algo te pasa”
Analizar el origen de las emociones propias, y tratar de entender las emociones ajenas. “Entiendo tu emoción al conocer nuevas personas, pero que nuestro vínculo se vea dañado me hace sentirme muy triste”
Establecer límites a través de la comunicación y la negociación. “Me alegro de que ahora tengas nuevos amigxs, pero que te parece si tratamos de vernos al menos una vez a la semana para ponernos al día?”
Reconocer errores y trabajarlos. “Tienes razón, siento que te hayas sentido así, trataré de no centrarme solo en mi nueva realidad y trabajar en fortalecer nuestra relación”
La responsabilidad afectiva no es el polvo de hadas para no volver a sentir dolor emocional, pero es la base para gestionar mejor los momentos y emociones difíciles, así como la capacidad para acompañar a nuestras personas más cercanas desde el respeto y la empatía, y que esas personas nos acompañen a nosotrxs.
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